Todos los días desayunamos con alguna nueva noticias sobre las Hepatitis C, bien en los medios escritos, bien en entrevistas radiofónicas,
bien en reportajes televisivos, cuando no, en todos a la vez. Un tema tan técnico como son los tratamientos
con los diferentes fármacos antivirales para HEPATITIS C, hace ya un tiempo que ha escapado
del ámbito sanitario y se ha instalado en los medios de comunicación.
El tema se aborda mediáticamente
como una confrontación entre dos oponentes bien identificables: el Sistema Sanitario
Público y los enfermos. Unos que piden
el tratamiento con los nuevos fármacos para todos los afectados y el otro que no está dispuesto a ello por el coste
que supone. Hay que añadir a esa confrontación mediática todos los ingredientes
de dramatismo que el tema tiene y el resultado es una “noticia con tirón y audiencia” carente del mas minino rigor científico, pero muy comprensible para todos.
Si tengo que tomar partido,
no tengo ninguna duda, siempre con los que sufren y son los más débiles, es decir
con los enfermos. Pero tampoco tengo
ninguna duda que el Sistema Sanitario Público está también con los que sufren y son más débiles, en definitiva
con sus pacientes. Entonces ¿Dónde está
la confrontación?, ¿Cuál es el oponente? , si el Sistema Sanitario Público y los afectados están en el mismo lado y los
intereses de ambos son coincidentes.
El laboratorio
fabricante del sofosbuvir ha fijado un precio desorbitante
para su fármaco (La píldora de los 1000$)
y lo basa en sus supuestas necesidades
de cubrir los gastos de investigación y
desarrollo. El sistema de patentes funciona dando a la empresa patentadora el monopolio de la
explotación del bien patentado, con la intención de que este blindaje sirva de
incentivo a otras empresas para invertir en investigación y desarrollo. Son los dueños de ese conocimiento y sin más planteamientos éticos marcan
las reglas para su producto y se retiran
a un segundo plano esperando que el “mercado madure” con independencia
de sus resultados en salud.
En la maduración del mercado se involucran a fondo las
asociaciones de pacientes, en su condición de grupo de presión (lobby) que se enfrentan no a su verdadero oponente que son los dueños del
conocimiento, sino a su supuesto rival más débil que es el Sistema Sanitario Público
y a sus interlocutores que son los políticos
interfiriendo en la agenda política para conseguir sus objetivos.
En lo político
los equilibrios de poder están muy condicionados por los momentos y por la masa crítica. Situación que actualmente se
da en el caso del conflicto de la Hepatitis
C, pero hay que tener presente que
existen unos cuantos colectivos con
necesidades sanitarias similares cuando no mayores que nunca van a tener ni masa crítica
suficiente, ni quien traslade su voz a
los ámbitos de toma de decisiones.
En este
conflicto estamos comprometidos toda la ciudadanía, y no solo los enfermos afectados por la hepatitis C y los
poderes políticos. Su solución puede condicionar
el propio futuro del Sistema Sanitario Público en su concepción de
universalidad y equidad. La toma de decisiones sanitarias por la población es un aspecto eternamente pendiente en nuestro
sistema sanitario.
La situación requiere,
nos estamos jugando mucho, de una posición
única en defensa de nuestro Sistema Sanitario Público y así todos unidos, gobierno y oposición, colectivos de afectados
y población en general, coloquemos el foco y pongamos en primer plano a los
LABORATORIOS que tienen en sus manos la solución,
BAJANDO los precios abusivos que han colapsado el acceso al tratamiento.
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